TOP 👉 Elena Fenoll (@ElenaFenollAV en X/Twitter) al Desnudo (no literal)
Hoy vas a conocer a una emprendedora muy TOP que consiguió una de las cosas más difíciles en la vida: superarse a sí misma, emprender y vivir de ello.
Te hablo de Elena Fenoll: docente de vocación y asistente virtual de profesión.
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Elena superó sus problemas de aprendizaje y el bullying que recibió, le diagnosticaron autismo y, a pesar de todo eso, no se conformó y superó TODO. Ahora vive de ser Asistente Virtual y Project Manager, mezcló estos dos servicios y promueve este modelo de negocio profesional e innovador con el que ha aumentado rápidamente sus ingresos.
Pero no te quiero hacer más spoilers... te dejo con su historia y mejor que te lo cuenta ella.
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Aloha, soy Elena Fenoll y vengo a contarte mi historia de emprendimiento en el mundo de la Asistencia Virtual.
Nací siendo una niña extremadamente precoz en todo. No obstante, cuando empecé Primaria, tenía problemas de aprendizaje y me costaba mucho concentrarme en clase. Mis profesores intentaron matar mi creatividad desde que estuve en preescolar y durante años, recibí un bullying muy intenso por parte de algunos compañero/as tanto en el colegio como en el instituto. A nivel social, era un poco desastre y me interesaban cosas que al resto no. Repetí 2 veces la ESO y no terminé un bachillerato nefasto de Humanidades. Las cosas en casa tampoco es que fueran maravillosas pues mi madre por aquél entonces, acababa de superar un cáncer de mama con diagnóstico inicial terminal.
Todo comenzó a despegar cuando cumplí los 22 años e hice un FP de Educación Infantil. Ahí me di cuenta de que me encantaban los niños. De ahí pasé a la carrera, después al máster y luego, al doctorado.
Corría el año 2019 aproximadamente, tenía 28 años y acababa de aceptar un trabajo como profesora en la universidad dentro del ámbito de las necesidades educativas especiales. Tras sólo un año cursando el doctorado, ya había conseguido llegar a un puesto alto dentro del mundillo de la educación reglada. Estaba viviendo mi sueño, o eso creía yo.
Con mi primer sueldo (que era extremadamente precario) me pagué el diagnóstico de autismo. Sí, sí, como lo oyes. Una persona autista puede dar clase en la universidad (el autismo es para mí un aliado a nivel laboral porque saca lo mejor de mí y me aporta unas capacidades innatas que son ideales para desempeñar mi trabajo). Aún recuerdo tener 28 años y darles clase a alumnos de 40, crear mi propia metodología, escribir la tesis, publicar artículos en revistas científicas y realizar reportajes a favor de la inclusión social.
Sin embargo, en 2021, al segundo año de dar clase empecé a notar que había perdido mucho peso, que siempre estaba cansada y que me tiraba todo el día trabajando. La ansiedad me comía y había perdido el apetito. Tenía picos de ansiedad y tristeza muy fuertes y aun habiendo llegado a lo más alto, me sentía una fracasada por no poder con todo. No podía seguir así.
Así que, durante 2021 empecé a investigar otras salidas profesionales. Creé un esquema donde iba apuntando qué trabajos me gustaban, cuánto podía ganar con ellos y qué requisitos se pedían normalmente. Después de pensarlo y meditarlo, me decidí por trabajar online, así que hice un curso sobre trabajar en remoto con Víctor Campuzano, un gran profesor, pero mi experiencia en este sector, era más bien escasa.
A los pocos meses, en enero de 2022, se abrió una vacante en Sabandijers.club como Asistente Virtual y Ángel Rodríguez, CEO de Kiwosan y mi compañero de vida, me ofreció la oportunidad de ocupar este puesto. Así que, pedí una excedencia de dos años a principios de enero en la universidad y a finales de ese mismo mes, empecé a trabajar como Asistente Virtual en prácticas en Sabandijers.club, una comunidad online de emprendedores.
En ese tiempo, me dediqué a formarme por diversas vías y, además, la comunidad me abrió muchas puertas de aprendizaje. Es cierto cuando digo que mi camino no hubiera sido el mismo ni tan bueno, sin Sabandijers.
Actualmente, desempeño un modelo híbrido entre Asistente Virtual y Project Manager. Lo llamamos “Asistente Manager Optimizer” porque hago tareas que competen a ambos perfiles profesionales. Por ejemplo, desde tareas de gestión del correo, facturación, soporte, moderar comunidades online, maquetar y publicar posts, venta por correo, RRSS, grabar videos y editarlos y un largo etcétera hasta gestionar proyectos enteros y al equipo que los compone.
Cuando comencé a coger soltura en esta profesión, empecé a presentarme a otras ofertas de empleo de Sabandijers o mandando mensajes privados por RRSS a aquellos clientes con los que me gustaría trabajar. También incrementé mi visibilidad en RRSS interactuando más con diversos profesionales y de una forma auténtica o yendo a congresos y dándome a conocer. Fruto de todas estas interacciones, los clientes comenzaron a llegar solos más adelante.
No obstante, fue pasado 1 año de estar en Sabandijers, en 2023, cuando me moví dentro de la comunidad, ofreciendo mis servicios como Asistente Virtual y 2 personas me contactaron, uno sevillano de pura cepa y otro catalán hasta la médula me abrieron completamente las puertas a este mundillo. Con el primero llevo trabajando un año y soy su mano derecha en sus proyectos. Al segundo, le vendí mi web de recetas pijiteces.com.
A lo largo del 2023 y principios del 2024 he conseguido 4 clientes más, la mayoría de ellos con permanencia, gracias al boca a boca de mis clientes, darme a conocer en RRSS y la comunidad de Sabandijers. Pasando de no llegar a 1000€ al inicio de 2023 a ganar varios miles de euros mensuales en 2024.
Dentro de la Asistencia Virtual hago de todo y lo que no, mis clientes me lo explican y lo llevo a cabo. Tengo la tesis doctoral casi terminada (si va todo bien, defiendo en abril). No he vuelto a sentir esa sensación de fracaso sino todo lo contrario, creo en mí más que nunca, tengo muy claro quién soy y lo que puedo ofrecer al mundo.
Ahora disfruto de una libertad económica y de tiempo que no había tenido antes. He tenido la oportunidad de conocer a Ana Mata y aprender infinidad de cosas sobre marketing a través de su newsletter. Ir a eventos, viajar, conocer gente. En esencia, me siento muy agradecida por todas las personas que, durante este duro camino, han estado a mi lado apoyándome y ayudándome cuando más lo necesitaba.
Ahora, miro a esa Elena de 28 años de mirada perdida y con una maleta de sueños por cumplir y le digo sonriéndole: “lo hemos conseguido”.
Por otro lado, no me voy de aquí sin compartirte algunos consejos fundamentales que han marcado mi trayectoria profesional: